Lo primero que hay que pensar es en que un ser humano tiene que estar hasta las pelotas para tomarse la molestia de ir por ahí poniendo cartelitos por todas la ciudad (en semana santa) diciendo que a su coche se le están "despellejando" los faros. He visto faros rotos, gastados, apagados, encendidos, manchados, pero nunca despellejados, de hecho, desde que leí este anuncio no hago otra cosa que mirar los faros de los coches, pero nada, sigo sin ver alguno despellejado. Si alguien ve uno, que me mande una foto por favor, tengo mucha curiosidad por ponerle una imagen a esto.
La verdad es que siento cierta pena por este individuo, pero también me hace gracia ver lo que hace, y cómo lo hace, y sobre todo, ver que no se queda quieto ante lo que él cree una injusticia. Este ser humano debe de ser un artista. Me lo imagino en el salón de su casa enumerando los fallos de su coche, por el que habrá pagado un pico, para escribirlo en un folio, y se me caen las lágrimas, no estoy seguro si de risa o de la congoja .
La escena sería algo así, o por lo menos así me la imagino yo.
- Niña, ya estoy cansado del pellejo de los faros, de que los frenos me suenen a camión viejo, de que no me arranque algunas mañanas y de las burbujas del cristal, voy al chino a comprar dos paquetes de 500 folios, tres cajas de cinta adhesiva y 32 cartuchos de tinta. Toyota se va a cagar, estos amarillos no van a volver a vender un coche en su puta vida. Ve encendiendo el Spectrum y la impresora. Estos cabrones, en dos días me estarán llamando para ofrecerme un coche gratis con tal de que deje de hacerles perder dinero.
No sé si esta campaña de desprestigio hacía Toyota tendrá mucho efecto, y más cuando el otro día llovió una hartá y es posible que todo haya quedado en "papel mojado", pero de todas formas, creo que tendría que haber puesto un email o un tlf de contacto para que otros afectados de los faros despellejados pudieran reunirse y hacer grande esta lucha contra la multinacional.
En la misma calle había otro cartel no menos preocupante.
Lo pongo aquí para que todos puedan comprobar que en Sevilla no todos son cofradías, y que lo mismo te roban al gato que se te despellejan los faros del Toyota.
Para acabar, y porque hoy me he levantado con unas ganas inmensas de compartir información que a nadie interesa, he de decir que, ayer un amigo me dijo que las personas jóvenes se están haciendo llamar "colágeno" como signo de juventud para diferenciarse de los puretas como yo, que por mucho que me harte de chupar cabezas de gambas no volveré a tener esta proteínas en cantidad suficiente como para que el cuello se me ponga tenso como el pellejo de un tambor. Pensando en esto, supongo que aunque esto no me lo han dicho, si ellos se autodenominan colágenos, ¿Debería yo llamarme pellejo, chicharrón, cuero o cualquier mierda seca que a uno se le pueda ocurrir?
Ah, por cierto, ayer por la noche tuve una idea que quizás cambien la semana santa de Sevilla tal y como la conocemos a día de hoy. Tengo los pies reventados, no creo en dios y la semana santa no me quita el sueño, pero si hay que ir, se va, pero si hay que volver, la cosa se pone más seria, porque los pies no te responder y casi prefieres que te los amputen a dar un paso más. El lunes vi en una farmacia del centro de la ciudad un cartel (otro cartel) que anunciaba el alquiler de sillas de ruedas. No le encontré mucho sentido, de hecho me pregunté, ¿Quién carajo va a alquilar una puta silla de ruedas?¡YO! Yo hubiese pagado 200 euros por una silla de ruedas ayer por la noche, y 500 por una silla con un individuo detrás empujándola dirección a mi casa.
Ahora un poco más en serio, no me cansa andar, pero sí el estar parado tres horas en un mismo sitio para que la virgen y Jesucristo (en todas sus versiones) pasen delante de mí mientras otros aguantan su peso. Llegados a este punto es donde se me iluminó la bombilla. ¿Si esta señora y este caballero se pasean por toda la ciudad, no se cansan y ni siquiera tienen que dar ni un paso , por qué tendríamos que hacerlo los demás? Aquí va mi idea: Exoesqueletos.
Esta idea es tan buena, que me acojona que no se le haya ocurrido a nadie antes. Soy un puto crack. Uno puede pasar horas y horas en el mismo sitio sin que te duelan los pies o quieras que te arranquen los riñones con un tenedor. No sé si me dolían más los riñones o los pies. En serio, pensadlo, además, se le puede programar el camino a casa, y puedes echarte una cabezadita de camino al catre o comerte un dürüm de forma segura sin tener que ir mirando para no chocarte con nadie o llenarte el pecho de salsa de yogurt. Esto es un tema delicado, no sé si hay que hacer un curso específico para enrollar dürüms o eso viene intrínseco en los turcos, pero el caso es que al principio todo es medio fácil, empiezas a comerte la parte de arriba, y si no te comes un trozo de papel de aluminio, yo suelo hacerlo, bien, pero el problema viene casi al final, ahí es donde la cosa se pone tensa, porque está enrollado de tal manera que, o dejas un trozo por el que has pagado en el final y lo tiras, o te arriesgas a desenrollarlo y que te llegue salsa de yogurt hasta los zapatos.Bueno me piro, voy a darme un paseo y a leer los carteles que vaya viendo por la calle. Si alguien lee esto y está por Sevilla, por favor, tened cuidado por la noche al cruzar las carreteras, porque hay por ahí un Toyota Auri, o más de uno, aún no lo sabemos, con los frenos no muy en condiciones y con una visibilidad de faros un poco regular. Ante la duda no crucéis la carretera.
Pues nosotros nos compramos un coche de la marca de un expresidente y modelo de nombre de felino norteamericano, con pantalla, sonidos al aparcar y todas esas cosas...Esperamos un montón de meses para que nos lo trajeron por la cosa esa del retraso de los microchips y al segundo día en el garaje tremendo leñazo en la puerta por mal calculo y por lo nervioso que te ponen las moderneces. Ahora esperar para que te manden una puerta nueva, movidas con el seguro y esas cosas.
ResponderEliminarMi única experiencia con las procesiones en Sevilla es hiperdeprimente, como guiris no sabíamos que las familias tenían reservado los asientos y que los municipales eran muy escrupulosos al vigilar que nadie se sentase en los lugares de las familias con solera. Al final tiene llevar prismáticos para ver la procesión.
Demasiado para el body aunque siempre te queda el consuelo de oír hablar a la gente, que tenéis mucha labia los sevillanos.
Saludos. Feliz reencuentro.