¿POR QUÉ NO ESCRIBIR UN BLOG?

¿Por qué no escribir un blog?

Ilustración Luis Llacer @llacerart Hay tantos blogs en Internet que uno más no se iba a notar. Dudo que algo de lo que yo pueda contar ...

lunes, 26 de septiembre de 2022

Vente a Alemania Pepe

 


25 Enero 2005

Hoy hemos llegado a Frankfurt. Podría haber sido un vuelo cojonudo si no fuera porque era la primera vez que volaba y he gritado en el despegue y en el aterrizaje. Creo que incluso el piloto se ha reído de mi. Menos mal que me vuelvo en coche, porque sería muy vergonzoso montarme en el avión de vuelta y que me tocara la misma tripulación.

Al comprar los billetes, ninguno de los cinco lumbreras que vamos en esta expedición le dio por comprobar si había más de un aeropuerto en Frankfurt de Meno. Estamos en uno que sólo está a 140 klm de la ciudad. Somos unos máquinas organizando viajes.

Hemos tenido que pillar un bus hasta la ciudad. El viaje ha sido cojonudo, no sé porqué pero me he mareado un poco y he vomitado dos veces en la misma bolsa. Nuestra entrada en Alemania está siendo triunfal.

El hotel lo reservé yo hace un par de semanas y estoy totalmente seguro que está en el centro de la ciudad. Si quieres que las cosas salgan bien tienes que hacerlas tú mismo, eso está claro. Estoy seguro de que si dejo esto del hotel al mismo gilipollas que pilló los pasajes del avión, acabamos alojados en un barrio de mierda o en otra ciudad.

Las fotos de la web del hotel son cojonudas, tiene garaje, internet y desayuno incluido, y todo por sólo por 16 euros el día. Es imposible encontrar algo más barato, estoy tan orgulloso de mi mismo, que casi me entran ganas de mearle en la boca del perro de Rastreatro.

Después de pasearnos por la ciudad cargando los macutos y discutiendo entre nosotros sobre la localización exacta del hotel, como si alguno realmente supiese dónde estaba o dónde estábamos, lo hemos encontrado.

Que existiera fue un alivio, porque mis compañeros pensaban que era demasiado barato para no ser una estafa. En verdad yo también llegué a pensarlo, pero no lo dije.

Las fotos del exterior era exactamente iguales de las que vi en la web, no mentían, pero el fotógrafo omitió el resto de la calle. Puticlubs a ambos lados y un centro de drogodependencia pegado a la puerta principal del hotel. Todos los yonkis de Frankfurt, y posiblemente de otras ciudades cercanas estaban allí esperando su dosis de metadona.

El tipo de la recepción del hotel es turco y habla un poco de español, cosa que se agradece teniendo en cuenta nuestro nulo conocimiento del turco, del alemán, y del inglés. Se llama Kiral. He buscado ese nombre en internet y significa lider supremo o rey. Mucha pinta de rey no tiene el colega, pero nunca he estado en Turquía, igual allí los reyes son así raritos.

Le hemos preguntado por los walking dead de fuera y nos ha dicho que no nos preocupemos, que no molestan a nadie, y que por la noche montan sus tiendas de campaña y ahí siguen.

Los alemanes, aunque sean yonketas, siguen siendo prácticos e inteligentes. ¿Porque irte para volver, si puedes vivir en la puerta del centro?

El ascensor del hotel tiene un botón dorado que pone: “Pub, Do not Press”. El que ponga eso es jodidamente tentador, pero estoy seguro de que si lo pulsamos, poco después estaremos viviendo a la intemperie en una tienda de campaña. No me extrañaría que muchos de los que están en las tiendas de campaña fueran antiguos clientes del hotel. Vinieron aquí por distintos motivos, pulsaron el botón que pone expresamente que no se pulse, y aquí se quedaron por no seguir las normas.

Este sitio da un poco de miedo, ya no tanto porque es un hotel muy antiguo, cascado, que huele a polvo y se encuentra rodeado de jeringuillas, sino por la atmósfera rara que se desprende de las personas que nos cruzamos dentro.

Las habitaciones están limpias y tiene un canal de porno gratuito. Eso no lo pone en la web, pero es de agradecer. Otra cosa más por la que mearse en la boca del perro de Rastreator. Soy mejor que tú hijo de puta, y lo sabes.

Desde que tenemos porno gratuito, siempre hay alguien del grupo que se le olvida algo en la habitación y tiene que volver un “momento” o alguien que dice que está cansado y que se queda un poco más en la habitación para “descansar”.

Lo que sí nos hemos dado cuenta, es de que no se lavan las sábanas, solo hacen las camas, no es que nos importe mucho, pero se supone que es lo que se hace en los hoteles, poner sabanitas limpias que huelen bien. Pues eso aquí no pasa. De hecho, por alguna razón que desconozco, cada vez que entran en la habitación dejan las almohadas en la zona de los pies. En un par de días tendremos pies de atletas en las orejas. El otorrino no se lo va a creer.

Hemos informado de esto a nuestro “colega” Kiral y nos ha dicho que se lo comunicará al encargado. Acto seguido ha cogido un bolígrafo con el capuchón puesto y ha hecho como que escribía nuestra queja en una libreta. Un crack.

Lo del desayuno también es raro. Cada día hay menos cosas, por ejemplo. El segundo día ya no había queso en lonchas, el tercero desaparecieron cruasanes y pan de molde, el cuarto desayunamos fuera porque ya sabíamos lo que había, dos manzanas y un plátano, o lo que viene siendo lo mismo, un carajo para nosotros. El perro de rastreator se estará masturbando de pensar que lo pasamos mal.

No le hemos dicho nada a Kiral sobre el desayuno porque ya no nos fiamos de su profesionalidad, y el hijo de puta seguro que esta vez coge un plátano y hace como el que llama a alguien. Nos está vacilando, pero juega en casa.

Hemos malgastado muchos momentos del viajes hablando sobre lo que pasa con el desayuno del hotel, y hemos llegado a la conclusión de que estos cabrones hacen la compra una vez en semana, y hasta donde llegue llegó. El día de compra seguro que hay jamón serrano, huevos duros y pastelitos de chocolate, pero si llegas tres días después, estás jodido.

Esta calle por la noche está muy animada. Hay más yonkis que por la mañana, es cierto, pero como nos dijo nuestro amigo, no dan problemas, están ahí con sus cosas de yonkis y no molestan a los demás. También hay muchas luces rojas, sobre todo corazones, como si aquí realmente hubiese algo relacionado con lo que es el amor. También hay muchas personas fuertes con pinta de ser asesinos en serie. Ninguno habla alemán, no sé de donde son, pero hablan otro idioma incluso más brusco que el alemán.

Hace muchísimo frío. Pero como ya sabía que estoy podría pasar, me traje un chaleco de lana de alpaca que me dejó un colega. Me dijo que con esto es imposible pasar frío.

Posiblemente la lana de alpaca abrigue mucho en otros países, pero en Alemania esto no vale para nada, estoy helado. En serio, hace un frio de pelotas.

No me extraña que estos mamones quisieran invadir otros países, aquí no se puede vivir.

Hoy hemos alquilado un coche y hemos hecho una parada en un pueblo de Holanda para que un amigo entrara un coffee shop y se fumara lo que él mismo ha denominado: “Mi primer porro legal”.

Luego se ha puesto a despotricar diciendo que es muy caro, que en Sevilla le vende seis porros por ese precio. Los camellos pueden estar tranquilos aunque se legalice el hachis.

Esta noche le hemos preguntado a Kiral, el lider supremo, si sabía de un sitio decente y barato para cenar lejos de la zona de las luces rojas y los yonkis, y nos ha dado la dirección de un restaurante croata de un colega suyo. “Allí comeréis bien y muy barato, pero es mejor ir en coche” Hemos metido la dirección en el GPS del coche y hay que pasar por al lado del aeropuerto al que llegamos, a 140klm de aquí. Este tío es un hijo de puta de manual.

Hoy es nuestro último día aquí y nieva, la nieve es bonita de ver, pero muchas veces es una putada. Hace tanto frío, que he bostezado y se me ha creado una bola de nieve en la boca. La imagen de las tiendas de campaña con este tiempo es desoladora, ver a estas sombras humanas tan delgadas y con este frio es una prueba de que el infierno existe y no está “ahí abajo”.

Nos piramos de aquí, se supone que volvíamos en una autocaravana, pero al final nos volvemos en avión, voy a ir preparándome para gritar en el despegue. Nos vemos, o no.